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Beatriz Buberman

Desde sus comienzos fue educadora universal. Se inició en su Mendoza natal por el año 1958 en escuelas de campo y suburbanas. En ellas realizó su sueño de juventud: llegar a los niños con necesidades humanas y económicas. En la búsqueda de su crecimiento docente llegó a Buenos Aires en el año 1963 a perfeccionarse y a la vez trabajó en la docencia privada. Pero la vida al lado de su familia le hizo cambiar el rumbo y por circunstancias del destino vino a San Juan, –en el año 1964 – a otra escuela con características muy diferentes a las de sus inicios. En ella, un pionero en Educación Privada –Gino Guida – había cubierto una necesidad en la comunidad sanjuanina, una escuela privada laica con aspectos innovadores. A él se unió Betty y transformaron rápidamente este establecimiento en uno de las más importantes de la provincia.

Betty produjo una notable renovación siempre acorde a su concepto de educación universal. Se respetaron las diferencias de credo, pensamientos y filosofías de vida, pero siempre sustentados en la dignidad del ser humano y la creencia de un ser superior.

Sus proyectos innovadores la hicieron viajar permanentemente en búsqueda del saber, de la mano de nuevas teorías cognitivas, métodos y estrategias de estudio. Fue bajo su dirección la primera escuela en la provincia que trabajó la psicogénesis, dando excelentes resultados.

Le dio a la Lengua la importancia de la ciencia de “la comunicación” y el entendimiento. A las ciencias exactas y naturales les dio el valor que todo visionario le otorga a las herramientas esenciales para la construcción del futuro.

En cuanto a la Tecnología, fue una adelantada. A comienzos de la década del 80, ella se instaló en Buenos Aires para capacitarse en informática y así, en el año 1981, la Institución tuvo otra oferta dentro de sus proyectos: el Departamento de Computación.

Con generosidad institucionalizó las Campañas de Solidaridad y así es como llegó a ser madrina de la Escuela Pedro de Valdivia, de Carpintería. También las mantas tejidas en cuadritos por los alumnos y sus familias, ayudaron a la población de las Sierras de Chavez.

Luchadora incansable, nadie se quedó sin palparlo ni sentirlo. Conoció a cada alumno, confió en las capacidades de cada uno de ellos y los acompañó en las distintas etapas de su crecimiento. Esta mujer innovadora en técnicas de estudio, en la educación personalizada, en saber que del error se aprende, trabajó por el conocimiento hasta el último instante de su vida.

Betty de Guida participó en numerosas comisiones educativas, fue integrante de los primeros Jurados de Ingreso a Docencia Privada de San Juan, asesora en Ministerio de Educación y Enseñanza Privada cada vez que era requerida. Integró activa y comprometidamente la Comisión de ADIDEP.

La seño Betty nos sorprendió con su partida cuando todavía tenía mucha tarea por hacer. Tenemos la tranquilidad de que está en paz y que su obra que continúa tal como la proyectó.

¡Hasta siempre Maestra de la Vida! ¡Echaste a volar el saber, le pusiste alas y movimiento al conocimiento!